domingo, 18 de octubre de 2009

capitulo 20: La Corte


Capitulo 20


La casa era antigua, demasiado para mi gusto.las escaleras grujían escandalosamente revelando mi llegada.
Quería ser más discreta pero para mí fortuna cuando recorri el pasillo que me llevo a una habitación enorme, con una mesa circular en su interior, y unas altas sillas y con cuadros colgados en las paredes. Vi que ya tenía un comité de bienvenida.
No reconocí ningún rostro, bueno, solo uno que me alegro mucho ver.
¡ELENA!-no pude evitarlo. Lo solté y por primera vez sentí un sentimiento mas reconfortable al ver su rostro.
Camine hacia ella olvidándome de todos, la abrace con todas mis fuerzas.
-no esperaba tal recibimiento.
Cuando me separe de ella, me sonreía. Pero con una mirada que poco de alegría expresaba.
-lo siento.
-no seas tonta. No sabes lo aliviada que me estoy de verte bien. Nunca me hubiera perdonado si te pasaba ago.
Esta vez fue ella quien me abrazo.
-Será mejor que te sientes, todavía no has comido nada.-dijo cuando terminamos con nuestro efusivo saludo.
Me volví a concentrar en los rostros que nos observaban de reojo.
Me senté al lado de Ele, mientras los demás nos imitaban.
-¿Quienes son? ¿Que vamos a hacer?
-espera se paciente, ya te enteraras.
Había decidido que ya nada de lo que me dijeran me sorprendería, nada de lo que me dijeran causaría en mi mas dolor, ni sorpresa, nada. Y lo mas importante no volveria a mostrarme débil delante de nadie mas, ¡JAMAS!

Cristian entro cuando todos ya estábamos cómodamente sentados.
-siento el retraso.
Se había ido a cambiar ya que estaba con otra ropa. Estaba un poco mas tranquilo. Un poco inquieto busco con la mirada entre todo y sus ojos quedaron paralizados al verme, quedando mas que evidente que me buscaba a mi.

Comimos en silencio, por mi parte. Me di cuenta de que de vez en cuando alguna mirada curiosa me observaba, muy distinta era la mirada de Cristian que no disimulaba su atención hacia a mi.
-permítenos darte la bienvenida.
Un hombre de unos sesenta años aproximadamente con un semblante muy bonachón se levanto.
-nos emociona enormemente que por fin contemos con tu presencia. Eso nos permite poner todas las cartas en la mesa. Hemos esperado mucho tiempo…

-no creo que sea el momento de hablar de eso, ¿no te parece Gheo?
Cristian había interrumpido al tal Gheo, lo que le molesto.
-entonces cuando, Set?
-creo que lo que podemos hacer ahora es preguntarle como fue su estancia con Ziman.
-¡pero si no tenemos tiempo para tonterías, es claro que no habrá sido muy hospitalaria!
-Ailith no rendirá mucho si la presionamos de esta forma- hablaban como si yo fuera invisible.
Rendido por fin Gheo se sentó, un poco incomodo.
-Ailith, por favor, podrías hablarnos de Ziman?
-necesito respuestas- fue lo único que salió de mi boca.
Esta vez no fue solo Cristian que se mostro un poco sorprendido sino también los demás.
-me parece justo, pero pensé que…
-no se mas de lo que cada parte ha querido que supiera.
Mi voz salía tan fría como un iceberg.
-está bien.
-Supongo que tendré que empezar desde el principio.

Nosotros somos la corte de la Tierra, elegidos por los propios arcángeles para buscar, proteger y preparar a la guardiana mestiza.
Nacida de un ángel y un humano.
Una antigua profecía habla de que ella, tendrá el poder de destruir el imperio resurgido de Ziman. Ya que cuenta con la pureza de nuestra especie y maldad de los humanos una mezcla muy potente a la hora de la verdad.
Ella no es más que la liberadora de uno de los mundos, por que tiene la elección en sus manos. Bien puede escoger implantar la libertad en el mundo o someter a todos para dirigir ella su propio imperio.

Cristian no me estaba más que pidiendo que eligiera de qué lado pensaba luchar ya que todos daban por supuesto que yo lucharía al lado de los ángeles pero, ¿y si esa no era mi decisión?

-cuando supimos que tu madre estaba embarazada corrimos a verificarlo. Allí encontramos a tu hermano que solo era un niño. Estábamos muy contentos pensando que ya teníamos a nuestro guardián con nosotros y sobre todo que lo habíamos encontrado primer que Sabas, que era el que estaba a cargo de encontrarlo.
Tu hermano fue creciendo pero su luz no se manifestaba, naciste tú. Pero eras una niña y teníamos la certeza de que sería un guardián no una guardiana.es algo absurdo pensar eso, pero nos imaginábamos a alguien mucho más fuerte, que los propuso arcángeles.
Al cumplir los 3 años, una mañana tu madre salió con tu hermano. Tu padre se quedo contigo, mientras él veía la televisión, tu jugabas con una de tus muñecas. Pero como siempre te aburrías con facilidad decidiste buscar otra cosa. Tus pasos torpes te llevaron hasta un enchufe bajo, con tan mala suerte que metiste el dedo. Pero no saliste lastimada. Fue el enchufe y parte de la pared que ardieron por una descarga eléctrica.
No sé, si sabrás pero tu hermano y tu no teníais ángel de la guarda como los demás, porque ya que tenias uno en casa. Tu madre regreso a casa al sentir que eras tú quien debería cumplir la profecía y nos envió un mensaje para avisarnos.
Tu madre sufrió mucho con esa noticia. Desde que la habíamos encontrado penaba cada día, porque sabía que no sería una guerra fácil. Y entregar a su hija era un golpe duro. Pero no tenía elección.
Desde ese día fui yo quien se encargo de ti.
Me designaron a mí. Así que te vi crecer poco a poco. Pero la paz no duro mucho, como te dije las estrellas son espías nocturnas. Así fue como una de ellas capturo tu imagen y al verte a ti, también vio a tu madre y a mí.
¿Que hacia una humana con dos ángeles?
No fue difícil averiguarlo.
Pero ellos no podían hacer mucho. Su poder era muy débil sin Ziman y siguiendo las órdenes de un hombre inteligente pero poco poderoso entre los demás demonios casi nada podían hacer.
Así que siguiendo un plan decidieron bajar en forma humana y acercarse de esa forma a ti.
la primera vez que Alex se acerco a ti yo había tenido que subir ya que Miguel me había llamando.
Estabas durmiendo. Tu madre había perdido ya gran parte de la percepción y sentidos nuestro, por lo que no pudo oler su presencia en tu habitación.
Tu hermano te salvo, ya que fue le quien entro en el momento en que Alex te tenía en brazos, el llanto de los niños asusta a los demonios porque son cantos de seres puros, eso alerto a tú madre, que tubo el tiempos suficiente para liberarte pero salio herida de muerte. Suponemos que fue en ese momento cuando Alex pensando que te había cogido a ti, alcanzo el alma de tu hermano y la aprisiono.
Ese no es tu hermano. Claro que no lo es, el está oculto encerrado en alguna parte de su ser retenido por el demonio que ocupas su lugar. Hemos intentado en varias ocasiones liberarlo pero con el tiempo se ha ido haciendo más poderoso y además también contaba con tu protección. el amor por tu hermano no hacia más que hacerlo más poderoso y a nosotros nos hacia retroceder cada vez que queríamos acercarnos a él.
Hacerle daño era herirte a ti. Y no podíamos correr ese riesgo.
En forma de ángel yo no podría hacer mucho, así que me materialice en un humano. No era difícil vigilarte cuando ya te conocía desde pequeña. Conocer todos tus hábitos era muy útil a la hora de buscarte. Además todavía contaba con la ayuda de Elena que fue la encargada de vigilar a tu hermano, no fue difícil porque él ya se había humanizado lo suficiente para que no sintiera la presencia de un ángel y para que se enamorara.
Estabas bien protegida, nada te podría pasar, nada. O eso pensé.
Hasta que Sabas puso su plan en marcha.
Alex el antiguo traidor de su raza por amor, fue enviado a buscarte otra vez.
Esta vez no le fue difícil acercarse a ti. Con tu juventud podía jugar como mejor le vinera en gana. Y eso hizo.
Camuflo a sus pequeños aliados asiéndolos pasar por su familia y reuniendo del mercados negro antiguas espadas angelicales. Así cada vez que tú fueras a su casa te sentirías bien, pero eso dio el efecto contrario, tu evitabas a toda costa su casa.
Yo no me di cuenta de cuales eran exactamente sus planes, hasta que empecé a ver que eras tú quien dudaba de tus sentimientos hacia él… hacia mí. Incluso hacia nuestra naturaleza. Siempre fuiste muy cerrada referente a algo que no sea normal. Tú viste como salió herida tu madre, solo que has guardado esos recuerdos dolorosos en tu propia mente. Ailith siempre has sabido lo que eras…
-mi padre, ¿que ha pasado con él?le interrumpi
-ahora esta bien. No se acercaran a él, te lo prometo.
-antes
-mmm...bueno tu padre es un humano realmente extraño. tu madre, se lo dijo. cualquiera la hubiera creído loca, pero él la amaba y no puso en duda nada de lo que dijo. Él siempre supo que tu madre era algo más que una simple humana.
Si, contábamos con la ayuda de tu padre pero nada podía hacer él.
Bueno, solo darte el amor del que te habían alejado, por tu naturaleza.
Te conocía lo bastante bien como para saber, que si un día me acercaba a ti, y te soltaba todas estas cosas, me mirarías como un loco y no podía dejar que te separaras de mi,
Así que, lo tenías que descubrir tú.
Y eso fue algo que también Alex entendió…
-¿Quien es Alex?
El era un querubín. Un guardian de la luz y las estrellas, cada cual cumple diferente función, todas igual de importantes. Cuando la guerra en la tierra empezó todos luchamos hasta los ángeles menores.
Entre ellos por supuesto también los arcángeles.

Arial, lucho con nosotros. Siempre fue muy cambiante en decisiones y pocas veces se podía contar con el definitivamente.
La guerra duro solo 10 años en la tierra pero siglos en el cielo. El tiempos suficiente para que él viera una tarde a la emperatriz y se enamorara perdidamente de ella.
Era su enemiga pero eso no le importo nada a la hora de traicionarnos.
Pero Ziman solo quería utilizarlo. Se dio cuenta a tiempo para devolverle el golpe.asi fue como la capturamos. Porque su amante quería vengarse de ella. Pagarle con la misma moneda
Ella fue vencida y pensamos que había terminado, pero no, solo estaba descansado en un sueño profundo hasta que la verdadera guardiana viniera y la destruyera.
¿Entiendes?
Ella existe porque tú existes. Ella es toda maldad y tú…
Tus eres la mezcla, de las cosas más poderosas del mundo…

<>
Que irónico.
Desconecte en esos momentos, ya sabía gran parte de las cosas que quería saber ahora necesitaba pensar, como era posible que tantas cosa hubieran pasado a mi alrededor y apenas hubiera percibido nada?
Me levante olvidándome de todos e ignorando todavía las palabras de Cristian.
Que se apagaron cuando me levante y desaparecí por la puerta.

capitulo 19. Hola

CAPITULO 19



Una detonación de chillidos y golpes de unas afiladas armas rompieron el estado en el que estaba. Me desperté asustada en medio de las penumbras que me rodeaban. Las suaves sabanas de seda me acariciaban fríamente, mientras la luz, entraba por una de las ventanas que estaba frente a la gran cama en la que me encontraba. Con unos muebles de estilo antiguos que daban al ambiente un soplido ochentero pero cálido.
Experimentaba un dolor muy agudo en el pecho pero mi cerebro estaba todavía muy lento. Solo sabía que en esos momentos necesitaba desvanecerme como la niebla.
Me sentí un poco estúpida al darme cuenta que estaba sentada en la cama rodeando mis piernas con mis brazos.
Debía dejar de compadecerme en esos momentos y averiguar donde estaba. Porque era más que obvio que con esa arpía, ya no.
Saque las piernas de la cama, me arrepentí enseguida, hacia mucho frio.
Claro, como no hacerlo, si me encontraba casi desnuda!
Vaya, casi me da algo cuando me levante y vi que solo estaba con un camisón de tirantes y bueno…también la ropa interior.
Ordenadamente en el suelo había unas cómodas pantuflas celestes del mismo color que el camisón.
Apenas me hube puesto las pantuflas, la puerta se abrió.
-bueno días, o mejor dicho buenas tardes, me alegra que por fin te hayas despertado.
Una radiante pelirroja de pelo muy corto y sonrisa exuberante se encontraba allí. Sus alas no entraba por la puerta o eso me pareció a mí. De una belleza muy escasa, la verdad, para ser un ángel, tenía algo más en particular. Su tatuaje. Esta lo tenía claramente en la frente, en el cuello y parte de la mejilla, lo que le daba un aire muy enigmático y opacaba la falta de gracia en su faccioniones.
-hola.
-ya nos tenias un poco preocupados, tenias que haber despertado cuando cicatrizo tu espalda. Se alegraran mucho de saber que ya has despertado. Si quieres bajar tendrás que vestirte, no te parece?
Desapareció con un paso ligero, dejándome con una mueca cercana a la sonrisa. No sabía cómo explicarlo pero me sentía… ¿esperanzada?
Quería preguntarle que era todo eso, donde estaba, quien era, y que había pasado pero con verla otra vez aparecer me olvide de las preguntas que tenía en la punta de la lengua.
Entro un poco torpe, encogiéndose un poco.
-te ayudare, pero antes tendrás que cerrar los ojos y relajarte. Tranquila no te pasara nada estamos aquí para ayudarte.-Me dijo, cuando mi cara había expresado un atisbo de precaución.
Cerré los ojos como me había dicho
Seguramente para entretenerme, empezó a hablarme.
-el día esta especialmente soleado, como si te dieran la bienvenida, abajo ya te están preparando algo para comer y ya han ido a llamar a los demás.
Tenemos que reunirnos con urgencia, pero tú no te preocupes, ahora lo que tienes que hacer es recuperarte del todo y luego ya hablaras de lo que quieres hacer.¿Sabes?
Creí que nunca llegaría a conocerte, cuando me dijeron que tenía que encargarme de tus heridas me sentí realmente feliz.
Y no es por presumir pero soy la mejor en esto, así que no podían dejarte en mejores manos.
Bien puedes abrir los ojos.
Ahora termina tu quieres?
Me tendió una especia de vestido que se ceñía bien a mi figura y unos zapatos más bien parecidos a unas botas que no pegaban nada con el vestido.
-¿que se supone que has hecho?-pregunte curiosa.
-¿hacer con que?
-¿por qué tenía que cerrar los ojos?
-porque si no, no te podrías vestir con las alas asomando por tu espalda.-lo dijo como si tal obviedad la ofendiera.
-¿alas?
-Si, es sorprendente, pensamos que no las tendrías, nosotros también nos sorprendimos mucho cuando llegaste con un ala rota.
-¿rota?
-no soy yo quien debe explicarte esto, no soy la indicada.
<¿Porque todos eran así?>
Nadie decía lo que no tenía que de decir.
Todos eran muy reservados en esos temas y eso era bueno pero a mí me ponía un poco enferma de los nervios.
Unos pasos apresurados se acercaban, no fui la única que se dio cuenta ya que la curiosa chica me ayudo a ponerme el vestido apresuradamente. Con el tiempo justo antes de que la puerta se abriera de par en par y una cara asustada, agobiada, preocupada, aliviada y precavida, en ese orden especifico asomara por la puerta
Estaba despeinado y unas gotitas de sudor le corrían por la frente, pero por lo demás estaba igual.
Al que creí por momentos mi enemigo y mi traidor no era más que la persona a la que más le importaba.
-puedes retirarte, Sofí.
La chica llamada Sofí hizo una leve reverencia antes de irse cerraba la puerta a su paso.
Cristian se quedo en la puerta observándome con atención.
Dio dos paso decididos pero al tercero lo pensó mejor y dudoso volvió a retroceder.
Mi respuesta fue tan gélida que me sorprendió hasta a mí. Parecía una estatua.es más me sentía como una. sencillamente no hice nada.
Había un poco de tensión en el ambiente era evidente.
-me alegra que hayas despertado por fin, estaba…estábamos preocupados- corrigió al final. Siento haber entrado así. Será mejor que te espere abajo. Como los demás Cuando estés lista. Baja, porfavor.

No fui capaz de decirle nada antes que diera media vuelta y se marchara.
Como una muñeca rota caí al pie de la cama y hundí el rostro en mis brazos.
No quería pensar, no iba a hacerlo. Ya estaba cansada de hacerlo y llegar siempre a conclusiones erróneas.
Ni Alex, ni Cristian, ni mi hermanos, ni siquiera mi madre, eran lo que creía, ni siquiera yo…el mundo.
¡NO!
Había perdido toda orientación. Y era espeluznante la sensación de vacío que sentía después de las… semanas que había vivido.
Quería respuestas, ¿pero quién se iba a dignar a decirme la verdad?
Solo sabía que abajo me esperaba, mi curiosidad era tan pobre que me preocupe yo misma de mi estado. Estaba dejando que me arrastrara la corriente y que todo el mundo hiciera lo que le diera la gana con migo, como si fuera a una pelota de ping pong.
ni el saber que ahora tenía alas, me llenaba.
Es más, ¿para qué me servirían?
Era absurdo.
Tenía que armarme de valor para hacer frente a lo inesperado. Otra vez.

sábado, 3 de octubre de 2009

CAPITULO 18: Renacer



Todos estaban histéricos de alegría, como no estarlo, había capturado a un guardia. Y no cualquiera. Era mi ángel de la guarda y puede que también amante de Ziman hace algunos años atrás.
Al vernos llegar todos nos cedieron el paso formando un comité de bienvenida. Mi estomago estaba aprisionado, no tenía ni idea de cómo liberar a Arial.
No pude evitarlo.
Mis hombros se convulsionaron y los ojos me ardían.
Solo necesitaba verle y eso me bastaba para imaginar que todo saldría bien, que por un milagro desapareciéramos de ese lugar.
Estaba de pie con mechones de pelos rebeldes en la cara. Uno de sus ojos estaba de un extraño color azulado y de uno de sus labios corría un hilillo de sangre.
Pero su mirada era la misma que me había dedicado antes. Seguridad.
En comparación con la escena vivida hacia solo unas horas con el demonio traidor, a Arial le hicieron algo más “especial”.
Lo subieron a una tarima de madera, quedando a la vista de todos. Pensaban torturarle allí mismo.
La propia Ziman estaba en primera fila, sentada en su silla y acompañada por sus demonios personales. No exhibía sonrisa alguna, solo se mostraba serena. Mi corazón latía cada vez más y mis pasos aumentaban de peso. Cada paso era como llevar toneladas de cemento.
Sabas no me llevo hacia la emperatriz, claro que no, a mi me esperaba algo mucho “mejor”.
Esta vez yo también iba a estar arriba.
Subí los peldaños que me llevaba arriba del escenario improvisado.
-puedes empezar cuando quieras, querida.
Mi cara de espanto aumento cuando Satán acerco a mis manos una especie de piedra afilada para luego acercarse a alex y con un sus manazas desgarrarle la camisa que llevaba.
Sus alas estaban atadas por una especial de campo de fuerza que las inmovilizaba, paralizadas.
El tacto áspero y fuerte que sentía en mis palmas me hacía volver a la realidad cada vez que pedía a gritos internos desaparecer o morir antes que hacerle daño a mi guardián, amigo y amor.
-que esperas!-me grito, estaba perdiendo la paciencia.
-no lo hare-todo quedo sumido en un silencio sepulcral.
-oh, claro que si querida.
No se levanto, ni pestañeo siquiera. Solo con un gesto, ella ya era dueña de mí.
La sentía como se apoderaba de mi cabeza, de mi cerebro, de mis manos y de mis pies. Yo no caminaba, era ella quien lo hacía por mí. Desde allí abajo sentada.
Ni siquiera la había mirado a los ojos para que pudiera someterme. Ya no eran lágrimas silenciosas lo que soltaba, eran chillidos desesperados.
Me acerque a su espalda. Donde vi que relucía un precioso tatuaje con formas simétricas y curvilíneas, era pequeño comparado con los que había visto antes. Este lo tenía muy cerca del nacimiento de las alas. pasaba parte del cuello y terminaba en su cintura.
Mis manos se aceraron a él. Mi voluntad estaba doblegada y no podía hacer nada.
Buscaba dentro de mi algo que me ayudara a expulsarla de mi mente.
Arial apenas se inmuto cuando la afilada piedra empezó a desgarrar su piel tatuada. Sentía como sufria en silencio, sentía como lloraba por dentro, sentía como su dolor era mío.
Su pulida piel sangrada a cada frote.

Mi cabeza agotada por luchar contra la fuerza diabólica de ziman me trajo estas palabras.
<-Aililth, todavía no eres mas fuerte que ella, tranquila pequeña terminara pronto…>
El también estaba en mi cabeza.
No fue una alucinacion mia. El podía decirme cosas.
Como?
No lo sabía, todavía.

De su tatuaje solo quedaban unos trozos de piel colgados.
Pero que había hecho. Era tan débil?
-ves como si puedes, querida.
El siguiente trabajo será para Sabas que se que le gusta mucho esta parte.
Sabas subió y con un empujón salí fuera de la tarima mojada en humillación, en dolor y en impotencia.
Caí a los pies de Ziman pero no tuve tiempo de ver nada ya que estaba sujeta de pies y manos a unas cuerdas invisibles.
No podía ponerme de pie solo chillar.
Esta vez fue el grito de dolor que me saco de mi propio sufrimiento.
No!!!
La fuerza salió de mí, ya no podía permitir tanta maldad.
Si, tenía que decidir, eso ya lo tenía claro, no iba a ser Ziman quien ganara estas batallas.
Y menos le volvería a poner una mano encima a la persona que mas quería en esos momentos.
Eso solo iba a ser sobre mi cadáver.
Esa desesperación interna y las ganas de salvarlo me dio las fuerzas que necesitaban y que creí que en mi no existían.
Se suponía que yo era una humana pero que dentro de mí habitaba una parte importante de mi madre, un ángel.
Pero donde estaba la luz que envuelve esa atmósfera que acompaña a cada guardián de la luz?
Donde estaba ese valor y esa fuerza. Y sobre todo esa fe.
Fácil.
Estaban ocultos dentro de mí. Estaban aprisionados y encadenados por años de vida humana.
Así fue como mi ser interior salió al exterior.
Por primera vez recorría en mi cuerpo una sensación indescriptible.
Me sentía enérgica, viva, fuerte.
Basta decir que todo quedo iluminado por una incandescente luz, que volvió ciegos a todos. me deshice de la prisión que me impedían acercarme a Ariel.
Llegue a él y vi que estaba consiente todavía. Que sus alas estaban intactas. Aunque su apariencia no era muy tranquilizadora, fue suficiente para saber que íbamos a estar bien.
Sabas estaba de rodilla tapándose los ojos con la manos, mientras chillaba agudamente.
No me acerque a él. Fui directo a desatar a Arial.
Estaba debil. Apenas se pudo levantar cuando quedo liberado por fin.
Le sujete, antes que su cuerpo chocara contra el suelo.
"Sabia que podías"
No lo dijo pero lo pensó y yo lo escuche, era como si estuviéramos sintonizados en la misma frecuencia.
Un ligero gesto de dolor me advirtió que debía tener mas cuidado con el, puede que incluso estuviera peor de que lo que yo imaginaba.
-vamos. Tenemos que salir-dije.
Al escuchar esto de mi boca, intentando tomar la iniciativa, el alma se me vino a los pies.
Como salir de ese infierno?
-deja que la luz se disperse un poco.
-que?
-tenemos que salir de aqui.
Asenti con la cabeza insegura acerca de que debía hacer.
Seguía sonteniendole por la caderas asustada.
-mirame-dijo casi en un susurro.
Obediente, le hice caso.
-ya todo esta bien. Ya no nos harán daño.
-pero no te entiendo.
-para que todo esta luz se desvanezca tienes que tranquilizarte. no te das cuenta que eres tu quien controla esto. Mientras mas asustada estés, mas cegante es su fuerza. asi que mírame, ya estas con migo y yo con tigo.
-como quieres que este tranquila. Si es verdad lo que dices nos cogerán.
-míralos ellos no pueden ver. Es más para ellos es dañina, les quema.
Su dulce aliento acariciaba mi rostro. Y aunque débil, todavía me sentía segura con él.
No quise alejar mis ojos de los suyos y así lo hice. Hasta que nuestro propio entorno se fue definiendo.
Las figuras se volvieron más nítidas mientras nos quedábamos en la oscuridad poco a poco otra vez
-muy bien.ves solo te hacía faltaba un incentivo- había notado un cambio muy ligero en su voz.
-¿cómo?-
-Eres más ingenua de lo que yo me esperaba, pero ha funcionado, me debes una preciosa.
Se soltó de mis brazos violentamente y camino hacia donde estaba Sabas de rodillas. Se agacho un poco y llego a la altura de su oído, le susurro algo. fue suficiente para que mi ya lento cerebro trabajara a toda máquina.
¡Hay que ser idiota!

Mi ya roto corazón, volvió a resquebrajarse haciendo que los pedazos saltaran por todas partes.

De los labios del fortachón, que se encontraba en el suelo. Se le dibujo una astuta sonrisa. Que dio paso a una carcajada estridente por parte de Arial, que se levanto ágilmente como si sus heridas no fueran mas que rasguños. Y con unos ojos llameantes de triunfo se paro frente a mí para dejar la palma de su mano en mi cara.
El muy bastardo me había golpeado con una rabia intensa.
No, otra vez.
Por la fuerza del golpe recibido caí al suelo. Consciente de la nueva traición que se había producido.
Su cara no expresaba más que odio y repulsión hacia mí.

Los segundos se detuvieron mientras mi cabeza intenta crear otra vez la defensa que me había salvado, ya una vez, hacia solo unos minutos antes, pero con él no serviría de nada, era el único al que no había dejado ciego.
Por fin lo comprendi.
Así que eso era lo que querían, por eso había montado todo ese teatro, para que mi esencia saliera a la luz y mostrara como debía ser y que mejor forma que poniendo en peligro la vida de una persona importante para mí.
Pero en realidad era él?

Como ya me pasaba a menudo. Ya tenía la respuesta justo encima de mi cabeza.

La mueca de triunfo que tenia Arial se transformo en asombro rápidamente. Al percatarse de que ya no aramos los único que estaba presentes y a la cual mi luz apenas afectaba.

CAPITILO 17: camino al infierno

No le odiaba, es mas, nunca lo hice.
Como odiar a mi protector y guía?
-siento ser yo la que rompa un momento tan bonito- su fría voz me despertó de mi burbuja y de súbito volví a la realidad.
Su cara crispada en una mueca furiosa poco disimilada nos observaba atentamente. Nunca la habian visto asi. Estaba tensa, su voz salía ronca y sus pelos se había vuelto mas oscuros o era mi impresión?
-iba a mandar a alguien a buscarte. –Ziman se dirigió a mi- Por lo que veo ya os concedéis muy bien. Asi que no hace falta presentaciones, me lo ahorrare.
-ya has castigado a Ger- esta vez fue Alex quien hablo, pero sin dejar de mirarme, su tranquilidad se había esfumado un poco. Estaba inquieto y me estudiaba con la mirada, esperando algo o mas bien creo que haciendo un estudio general acerca de si estaba bien o no.
-has cometido una gran error al entrar aquí Arial, no debiste hacerlo.

Casi estalle en carcajadas nerviosa, toda tenia sentido. Alex era Arial, mi ángel de la guarda. Más imbecil no podía ser.
Aparto sus ojos de mi, disgustado mas por el hecho de hacerlo que por lo que le acababa de decir Ziman, que estaba ardiendo en su propio veneno al ver la actitud de este.
-ya me conoces-espeto orgulloso. Dirigiéndole una fugaz mirada para posarla en mi otra vez.
-si, pero no preocupes te llevaras un recuerdo inolvidable, no crees Ailith?- ella tramaba algo, esos ojos maquiavélicos estaba tramando miles de cosa.
Y me di cuenta.
Alex o mejor dicho Arial estaba con las manos sujetas por unas cadenas que le impedían moverse. Al igual que sus pies. Alguna que otra de sus esplendorosas alas tenía plumas despeinadas.

él era al que estaban buscando por todas partes. él era el aliado de aquel demonio que fue duramente castigado.
Mi corazón se oprimio. No podrían castigarlo asi verdad?
Intente buscar una respuesta a mi pregunta pero los ojos de Ziman hicieron que me encogiera de miedo
Ella lo sabia, sabia todo lo que me pasaba por la cabeza.
-tengo algo muy especial para ti, querido- dijo fríamente.
-dejame adivinarlo. Ella verdad?- hablaban de mi como si yo no estuviera presente, como si no fuera mas que una silla en esa habitación.
-vaya no has perdido la suspicacia pense que estos años te habias hecho un poco aburrido pero me equivoque.
-no esta preparada.
-lo se, por eso lo disfrutare mas y asi su entrenamiento puede que de el paso que espero.
La cara de Arial, no me tranquilizaba nada. queria abrazarlo, cogerlo en mi brazos y decirle que todo iba a estar bien pero nisiquiera yo lo sabia.
-Sabas!- llamó.
Entro el fortachon que siempre acompañaba a Ziman. Él no era solo una especie de guarda espalda, si no, su sirviente mas leal y competente.

Sujeto las cadenas que apresaban las muñecas de Arial. Paso delante mio intentando infundirme valor, animo?
Mientras Sabas le dirigía fuera de allí dejándome a solas con la emperatriz.

-pequeña-se dirigio a mi esta vez, cuando los dos ya habian desaparecido por la puerta.
-tu te encargaras del prisionero y recuerda es un guardian, no tengas compasión.
-como?- Atonita no procesaba lo que me decia.
-tendras que prepararte. Sera tu primera vez. Y te dejara muy agotada. Deberás comer algo-señalo una mesa detrás suya de la que no me había percatado llena de frutas y exquisitos manjares.
Pero que en esos momentos no me apetecían.
-no lo entiendo.
Su sonrisa se ensancho más todavía.
-siéntate. Fue una orden más que una petición.

-El no es como tú piensas querida. Si puede que una vez haya intentado cuidar de ti, pero ya vez que es más que inútil. Sin olvidar que tambien es un traidor y mentiroso guardián que busca la destrucción de la verdadera humanidad.
-traidor, mentiroso?
Su voz estaba cargada de odio.
El fue el culpable que tuviera que escapar como un perro cobarde, él fue el que me mintió y me dejo sola. Me traiciono.
Así que tu te encargaras de que page por lo que le hizo a tu emperatriz. Tu eres lo que el mas aprecia, ha vuelto a cometer el error de enamorarse de quien no debía con la diferencia, que esta vez lo ha hecho de verdad.
Aunque sus alas sean arrancadas y sus ojos extraídos, todavía así no habrá pagado su deuda con migo.
Así que puedes ser creativa. Te permitiré hacer con el prisionero lo que quieras.
-NO!-sentía el respaldo de la fría silla en mi espalda.mil cuchillos clavaban mi corazón.
-si, querida claro que si.
Se levantó con su peculiar elegancia. Antes de marcharse, posó su mano en mi cabeza y me acario. Sus labios tocaron mi frente, un ligero beso antes de marcharse fue lo único que me dedico.
Como pretendía que yo hiciera algo tan ruin.
A él.
NO.
Tenia que evitarlo.
Ya había visto como se castigaba a los traidores y ahora pretendía que yo hiciera lo mismo con mis manos.
Y si no lo hacia que? Ella me necesitaba así que no me haría nada, lo que me daba tiempo a pensar en una solución.
No, no lo iba a hacer.
No me di cuenta de nada.
Ni cuando Sabas entró y me llevó hacia el área de entrenamiento. yo solo podía pensar en una cosa. Alex, mi ángel estaba en gran peligro y no sabia que hacer y es absurdo pensar que también se me venían los recuerdos de Cristian, sí. la primera cita que tuve con él, fue mas importante de lo yo misma me había imaginado.
Ya había superado el hecho de que él me hubiera utilizado, él solo quería acercarse a mi. Me daba asco pensarlo.
<Pero ella no se entrego a nadie, absolutamente a nadie, o eso dicen, por que yo se, que eso no es del todo cierto.
Todos tenemos nuestras debilidades y esa debilidad fue lo que hizo que fuera derrocada>
<-que se supone que hizo la emperatriz Ziman?>
-dicen que se enamoro de quien nunca debió.
-de quien?
-de uno de los guardianes de Iseich>
Esas palabras chocaban en mí.
Seria acaso Arial quien enamoró a Ziman para luego traicionarla?
No seria algo propio de él.

domingo, 27 de septiembre de 2009

capitulo 16:burbujas


No me había dado cuenta pero estaba llorando silenciosamente intentado que los sollozos no se me escarpar y manteniendo la postura. no me gustaba, ni quería que me vieran más débil de lo que ya era.
-ya se que tu no me traicionaras-
ya de pie se había dado la vuelta para quedar cara a cara frente a mi. La segunda vez que me hablaba desde que había llegado.
Un escalofrió recorrió mi espalda.
Su boca estaba asquerosomante manchada de sangre con unas gotas resbalándosele por las comisuras.
Sin mucho más se limpio con las mangas de su vestido sin mostrar asco alguno.
-e sido benevolente con él, asi que no sufras pequeña,todavía estamos intentado capturar al otro.

Traición
Ese era el pecado que había cometido el pobre infeliz. Y lo había pagado muy caro. No estaba muerto pero parecía que había recibido un castigo mucho peor que la muerte, como si eso fuera posible.
- sigueme- dijo, lo que me sorprendió bastante, la verdad.

Recorrimos los pasillos de su morada iluminada por la luz de los candelabros.
-No tardes demasiado-
Me dijo mientras me dejaba frente a una puerta con inscripciones grabadas en los marcos.

Se alejo dejando su peculiar olor.
Tenia que entrar no? Que habría detrás.
Me esperaba alguien?
La única forma de saberlo era entrando.
Gire el pomo de la puerta. Estaba asustada, no sabia que podría encontrar.
Y allí estaba.
lance una risa nerviosa y feliz, por un a vez en semanas. Me solté el pelo, cerré la puerta y me desvesti. Era posible que algo tan insignificante como un baño me dejara tan exataciada de felicidad?
Pues si. Había un espejo que cuerpo entero frente a la bañera blanca que estaba a rebosar de agua con unas pequeñas espumas flotando. En el lavamanos había unos cepillos y todo tipo de francos que parecian perfumes.
No me pare a pensarlo y roce el agua con mis dedos. Estaba perfecta.
Llevaba semanas sin probar un baño, sin cambiarme de ropa, sin mirarme a un espejo y eso la verdad me había dejado de preocupar ya hacia mucho tiempo.
Solo sabía que mi olor corporal era espantoso. Por eso seguramente Ziman ya no lo pudo pasar por alto.
Me sumergí bloqueando mis pulmones para que el agua no entrara. Era fantástico tener algo mas de intimidad.
Me pase las uñas por las piernas por los brazos y por el cuello intando arrancar rastro de suciedad.
Me frote el pelo, las orejas.
Tenia muchas cosas que pensar pero claro no tenia tiempo, mi cabeza terminaba siempre cansada de ejercicios mentales y mi cuerpo agarrotado de tantos esfuerzos hechos en el día. Llegaba a comer y dormir esa era mi vida encerrada en las poderosas garras de Ziman.
Me había preguntado de vez en cuando, que seria de Cristian y de Alex sin olvidarme de mi querido padre, que estaría realmente preocupó por mí y suponia que por mi hermano. No me gustaba sentir ese dolor, al pensar en él. Mi hermano y yo éramos lo único que realmente tenia significado para mi padre después de que mi madre muriera. Asi que me dolía pensar que estaría sufriendo.
Seria posible además que Cristian y Alex fuera quienes se encargaba de mi protección, intentado que no me capturaran y si era asi por que se afrentaban tanto.
Que había pasado con mi vida. Que había pasado con migo. En mi ya no quedaba vestigios de lo que antes había sido. Mi destino estaba marcado, pero no conocía esa marca en toda su magnitud, lo que me dejaba caminado a ciegas.
Ya no sentía nada por Set pero por Raúl si.
Eran acaso la misma persona y si lo era por que mi madre o los propios guardianes no se dieran cuenta que habian un demonio y que ese era mi hermano.
Sabia que habían cosas que tenia que saber por mi cuenta, pero ziman no me las iba a decir y con Set no hablaba más que para darme instrucciones. él no me dolía, por que no era mi hermano.

Renací en medio de ese gustoso baño. Mi pelo quedo suave y sedoso y mi piel me agradecía que la hubiera mimado. Me cepille el pelo después de salir y envolverme en la toalla, empapando el suelo frió con las gotas que se escurrian por mi piel.
Me mire al espejo y vi como había cambiado en tan poco tiempo.
Ya no tenía mi radiante sonrisa. Ocupaba el lugar una mueca dura. Mi pelo había crecido demasiado para tan poco tiempo ya me llegaba un poco mas debajo de la espalda y el flequillo me cubría totalmente los ojos.
Esos ojos que eran más oscuros combinan seguramente con el ambiente que se respiraba en ese lugar. Mi cuerpo estaba más firme y mis piernas habían perdido todo rastro de flacidez para quedar cubiertas por una musculosa capa.
Mis hombros se habían anchado un poco y mis pechos había crecido o solo era mi imaginación .no estaba segura. Tenía unas brillantes cicatrices en los brazos que ya empezaban a desaparecer pero todavía quedaba rastro de alguna herida que no quería sanar o que estaba un poco infectada por la falta de cuidado. Mis uñas resquebrajadas daban a mis manos una apariencia de pena total. Estaba segura, yo no era esa. O mejor dicho ya no era la chica escéptica que se dedicaba a pensar que tenia el mundo a sus pies solo para ella. No.
Era conciente de que mi vida ya no era mia.
Había nacido para cumplir con una mision más grande que yo misma.
Si, ahora si, era conciente de que no era otro elemento más del mundo. De dios podría decir.
Desde que había llegado no había podido ver mi realidad y la de todos. Tenía un peso enorme en la espalda, era el de la humanidad.
Una chica que no sabe que hacer ni que decir ni en quien confiar.

No lo soporte y me quebré en pedazos. Eso era lo que me hacia falta .desahogarme.
Lloraba por mi padre, por mi madre, por Alex y cristian. Por personas que no había conocido pero que su existencia estaba en mis manos. Lloraba por todas las cosas que me hubieran gustado hacer antes de morir en una guerra de la que apenas sabia.
Lloraba por el mal, por el bien. Porque no sabía que era. Ni como luchar contra ello.
Lloraba por todo. El sufrimiento, el dolor, la guerra, todo lo que este mundo desgraciado con lleva, incluso por el traidor ciego
Lloraba por ser o sentirme tan inútil. Lloraba por que sabía que podía hacer algo pero no sabia que.

Hay tantas personas que quieren cambiar el mundo y a mí nunca se me pasó por la cabeza que pudiera ser una de ellas, tal vez por que soy más que egoísta y por que apenas me interesaba el dolor de la gente.
Era una vergüenza, para mí.
Lloraba por lo que era, por que sería y por lo que fui.
Caí lentamente apoyada en la pared intentando que los pedazos de mi ser no se desparramaran por todas partes.
Me dolía todo y nada a la vez. Como era posible?
eso me decía mi madre y eso era lo que estaba haciendo si después de esto me sentiría mejor por que no hacerlo?
Y en definitiva me sentí mejor pero no lo suficiente para mirarme otra vez al espejo. Estaba sola y eso me agotaba más.
Desdoble las ropas que me habían dejado ya preparadas colgadas en la puerta. Era un vestido, apenas le preste atención, solo me lo puse.
Era una autómata, haciendo lo que tenia que hacer en esos momentos, pero no podía dejar vencerme. Yo saldría de allí, pero como?
Mas bien, mi respuesta no tardo mucho en llegar. Bueno la habian formulado mal después de todo. La pregunta correcta era… con ayuda de quien?
ese fue mi mas grande error, pensar que me habían abandonado.
Con ligeros sollozos me seque los rastros de humedad de mis ojos. Y respirando profundamente ya decidida a que tenía que ser más fuerte y no dejar que mis enemigos vieran el miedo, ni debilidad en mí. Sali del cuarto que había sido testigo de mi vulnerabilidad. Y mi confusión y dejando en el agua rastro de mi presencia y parte de mi desgraciada existencia.
Con la cabeza alta, mis pies me llevaron a donde había estado la primera vez al llegar allí.
Puede que por la absoluta seguridad, el ambiente que se respiraba me llamo al atención y acelere un poco para ver si habia habido novedades.
Al verme llegar, las guaridas de la puerta del cuarto de Ziman se miraron mutuamente un poco inseguras que hacer al respecto.
pase sin esperar el permiso de estos.

Una sensación de extasis recorrió todo mi cuerpo. Alivio, esperanza y una positividad perdida en algunos momentos, renació con mas fuerza que nunca al ver esos ojos. Esa boca, esa sonrisa, ese lunar.
pensé
me sobresalte, al escuchar esa palabras en mi cabeza. Y mucho mas al sentir como unos brazos invisibles me abrazaban y me tranquilizaba. Como si fuera un pequeña asustada, que tontería, lo olvidaba. Yo era una pequeña asuntada.
Todo había desaprecido, solo estábamos él y yo. Nadie más. Su mirada expresaba lo mismo. Ya nada me sorprendía había visto tantas cosa en eso días que ver sus perfectas y fuertes ala no me sorprendió en absoluto. Era mas magnifico de lo que nunca me podría hacer imaginado jamás. El había venido por mí. El no me había abandonado .es mas, el siempre estuvo allí nunca me dejo sola. Jamás lo hizo y jamás lo haría.
Alex volvía a estar con migo.

capitulo 15: traicion

No podía esconderme o si?
Cada vez que pasaba mas tiempo en ese lugar me consumía lentamente. Mi cuerpo se volvia fuerte, como no hacerlo, si contaba con un entrenamiento riguroso en todos los sentidos, gracias al que había sido mi hermano.
No sabia si era de día o de noche, era algo frustrante.
Seria esto parecido al infierno?
Yo creo que no. El infierno debería haber sido mil veces mejor que esto, o por lo menos lo hubiera preferido, antes que verle la cara cada vez que me levantaba insegura de si era la hora o no, hasta que los gritos de llamado me requerían.
Si, el infierno era el paraíso seguramente contrastado con las risas y burlas de los guerreros y guardianes. No hablaban de otra cosa que no fuera de lo patética y debil que era, algunos incluso mostraban algo de preocupación ante mi falta de fuerza pues iba yo quien los dirigiera.
Set apenas me miraban, para ser demonios la verdad se portaban decentemente. El aspecto y su agresividad variaba demasido. Todos eran igual a mi, es decir eran personas externamente. Estaban formado por piel y huesos. Pero yo sabia la verdad, eso era un disfraz muy astuto, ya que no eran lo que aparentaban. Eran peores.
Ziman nunca asomaba la nariz por allí ni por ningún lado en que me pudiera encontrar yo.
Ella también, de vez en cuando entrenaba.
Había estado mucho tiempo durmiendo y por lo que veia la forma humana la debilitada haciéndola realmente patética comparada con su apariencia y poder. Así que ella también se tenía que manterner en forma. Nunca coincidimos en ningún entrenamiento, algo muy extraño. Ya que el campo de entrenamiento no era realmente extenso.

Solo dos semanas (creo) me bastaron para poder invocar una bola de fuego. O embolver a mi atacante con una niebla densa y oscura. No sabia que “poderes ocultos” poseia esa niebla, pero mejor asi, todo aquel que era envuelto en ella, salia con unas fuertes ampollas en todo el cuerpo. Realmente horroroso.

Ese “dia” Set me levantado a gritos, como siempre, no puedo decir que temprano puesto que no lo sabia. Pero a mi me lo pareció.
Después de enseñarme a canalizar la fuerza de mi oponente e intentar que manipulara la mente de un pobre chico de aspecto desaliñado sin conseguir, mas que un horrible dolor de cabeza para él y para mi.
Quien diría que vería a un demonio con dolor de cabeza.
El cansancio había arremetido un poco. Esos ejercicios de energía me dejaban molida.
Con paso ligero se acerco a nosotros uno de los guardaespaldas de Ziman.
-Set. La emperatriz te necesita con urgencia
Set no espero ni un segundo y sin decir nada acompaño al fortachón. Dejandome con las manos en la cabeza queriendo mantener a raya mi cabeza. Y mi cuerpo.
Se podría decir que allí tenia una libertad limitada pero por lo menos después de entrenar podía hacer cualquier cosa acepto entrar a la fortaleza de Ziman.
Lo que para mi no suponia problema alguno.
Imaginándome ya, al colchón mugriento que me esperaba dirigí mis zancadas a mi habitación oscura.
Estaba tan sumida en mí. Que no me di cuanta de que tanto mujeres como hombres estaban inquietos. Algunos dirigían miradas furtivas a sus compañeros, otros se dedicaban a mirarme nerviosamente, todos pendientes de cualquier cambio. Yo seguí con mi camino sin hacerle caso alguno.
Baje las escaleras y en la entrada, estaba el plato de todos los días, lleno de lo que parecía puré de verduras pero no tenia sabor comparable, con un baso de agua un poco maloliente, sin prestar mas atención a mi comida, me quite la camiseta hecha jirones y mugrienta, por que no podía dormir con aquella peste. Un poco mas cómoda, sin ese olor en mi nariz, estire los brazos magullados y la espalda hacia atrás.
ya me daba igual quien me viera o quien no. con los ojos pegados en el techo agrietado estaba por fin pegando mis ojos, cuando un alboroto fuera se desencadeno potentemente. Enfureciéndome por el silencio necesario para mí descanso.
Pero desperté totalmente, cuando me di cuanto de que no era un escándalo cualquiera. No.
Algo pasaba fuera, lo que había hecho que todos se pusieran a gritar colericos.
Y como si de una luciernaga se tratara, mi lucecita se encendio.
<…Y si eran ellos. Y si venían a buscarme…>
Había barajado esa posibilidad remota pero eso no significaba que fuera menos posible.
Estaba dudando si salir o no. Pero no fui yo quien decidió.
-sube- Set había venido en mi busca, estaba tranquilo o por lo menos lo aparentaba.
-que pasa fuera - pregunte curiosa.
-insubordinación, ya lo veras.
Subí detrás de él mientras me ponía la camiseta, ya había perdido todo tipo de vergüenza. Solo sentía desprecio oculto y desesperación por encontrar un punto débil en ese lugar.
Lo primero que me llamo la atencion al llegar al sector de entrenamiento no fue precisamente la muchedumbre que se aglutinaba circularmente alrededor de Ziman, si no el no ver nada en el cielo.
Eso. No habian estrellas, ni un que asomara o parpadeara para desearme algo de suerte. Nada.
Ellas me hacían sentir un poco mas viva, me daba la impresión de que me protegían. Por lo que habian dicho una vez Cristian.

No olvidare esas palabras, no ver a mis compañeras nocturnas me incomodo. Pero tenia que saber a que se debia el tumulto.

Ziman estaba de pie con un vestido oscuro que tapaban todo su cuerpo, acepto su cuello y parte de sus hombros, estaba vez llevaba el pelo suelo recogido en una media cola que le dejaban unos mechones sueltos bailando por el rostro.
En sus manos tenia unas cadenas, ambas colgaban de sus muñecas.
Al llegar frente a ella. Le hizo una señal al sirviente fortachón que siempre estaba con ella, mas parecido a su guardaespaldas y que una que otra vez me había tenido que enfrentar con él en alguno de los entrenamientos.
llego a los segundos con un hombre de unos 30 años. Delgado y con unas ojeras muy marcadas pero eso no era nada comparado con los cortes infectados que llevaba en los brazos y en la parte de su pecho desnudo. Me di cuenta que tenia uno que otro dedo roto por la forma en la que estaba torcidos. Uno de sus ojos estaba completamente cerrado por la fuerte hinchazón de la que era victima y sus pantanos rotos estaban empapados de sangre.
Nos colocamos detrás de Ziman o mejor dicho Set me coloco.
El pobre desgraciado había hecho algo que no había sido del agrado de la emperatriz y por eso estaba allí, sino que otra cosa podría ser.
Y si estaba en lo cierto eso no iba a tener un final muy agradable para él.

Cayó al suelo dando un golpe, cuando los fuertes brazos de fortachón lo liberaron. Pero aun asi tenia fuerzas para levantar la cabeza y mirar a los ojos a la fría Ziman.
-todavía te atreves a retarme maldito bastando.
Sus ojos fueron mas que una repuesta para todos lo que estabamos presentes.
Intentando hacer caso omiso al desafiador se dirigió esta vez a los presentes.
-aquí tenemos otro ejemplo de traición. Y no me sorprende.
Para quien no sepa cual es el precio de la traición ahora podréis verlo con vuestros propios ojos.
Sin decir mas se arrodillo a la altura del desgraciado y con el dedo índice empezó a acariciar su cuello subiendo lentamente por su boca en la cual no se detuvo más en un segundo para continuar por las mejillas y llegar a la altura de su frente. Para presionarla arrancando alardito de desesperación de la garganta del moribundo.
No sabía que le estaba haciendo hasta que curiosa más que asustada intente buscar un hueco que me permitiera ver mejor. Pero me arrepenti al instante. Esa imagen quedara tatuada para siempre en los recónditos lugares de mi memoria.
De sus ojos brotaban lágrimas oscuras y carmesí que bañaban su rostro contraído por una mueca de dolor.
Sus hombros temblaban.
No podía apartar la vista de esa ascena tan sangrienta y desagradable.
Parecía que una mano invisible arrancaba lentamente sus globos oculares haciendo que la sangre desborda por todas partes, dejando unos huecos vacíos en su rostro. Los gritos fueron desapareciendo para quedar solo un sollozo angustioso.
Habiendo terminado su tortura Ziman alejó el dedo para acercar sus labios a la boca del moribundo
Este al sentir el aliento en su piel hizo un movimiento para alejarse de ella pero no tenia fuerzas suficientes.
Condenado ya a su destino, se rindió.
Solo uno. Uno.
Un ligero beso basto para que se quedara petrificado de rodillas como estaba antes.
Sus brazo cayeron a los lados y su cabeza pesadamente se balanceo.
Su final había llegado. O por lo menos eso creí yo.
-ya sabes que hacer-fue lo únicos que susurro a set.
Sin esperar más palabras cogio al hombre y se lo llevo arrastrando por las piernas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

CAPITULO 14:toda mi vida...



La esfera de fuego pasó a solo palmos de distancia de mi nariz. Sentí el calor en la piel y el pavor en las entrañas.
Las gotas de sudor me caían por montones, tenia el pelo húmedo y grasiento y mi olor corporal era asqueroso tanto que me daban arcadas cada vez que el viento me saludaba.

Tenía los ojos hinchados, por las noches en vela y los labios partidos de tantos golpes.
Mi cuerpo pedía a gritos que descansara pero mi sentido de supervivencia y orgullo me decían que debía seguir.
Ya llevaba una semana en Artaro y cada día era un suplicio, una maldición. Las mañanas eran duras y las tardes agotadoras, en las noches apenas pegaba ojo intentando encontrar un punto débil en esa guarida de ratas. Estaba adelgazando pero no era por que no comiera, la comida era asquerosa pero era comida, mis músculos estaban más definidos y duros. Cada vez que me movía o hacia una finta o un movimiento defensivo estos se tensaban fuertemente bajo mi curtida piel.
Por lo menos ya no perdía el equilibrio y podía hacer tres movimientos antes de que el asqueroso de Set me acorralara.
En esos momentos estaba haciendo un ataque defensivo que no era más que un ligero movimiento del cuerpo y un juego de pies un poco complicado que apenas dominaban todavía.
Tenia la misma ropa con la que había llegad. Un mechón de pelo me cubrió la visibilidad por lo que no pude ver el golpe que me acechaba por la izquierda de mi cintura.
Un agudo dolor me hizo lanzar un quejido lastimero, pero intente mantener la pocision devolviendo el ataque pero no conseguí mas que otra arremetida en el estomago esta vez.

Sus ojos estaban pasivos sin muestra de piedad o de pena, estaba totalmente concentrado en su trabajo. Si, su trabajo.
Para eso estaba el allí. Para cumplir con su trabajo.
El campo de entrenamiento estaba empezando a llenarse voces y quejidos pero eso no tenía que entretenerme. Nada tenía que hacerlo, pero no podía evitarlo, poseía muy poca concentración, heredada seguro de mi padre.

Un manotazo me llego directo en la boca.
-presta atención!- me grito escupiéndome en toda a cara.
Los ojos se le salían de la orbita y su expresión era fiera., con la respiración lenta por el poco esfuerzo que significaba luchar con migo, me dio la espalda para buscar un pequeño garrote con unas puntas torpemente afiladas. En su pulida dorso, se destacaba un tatuaje que iba desde el hombre derecho, recorría toda la espalda y se perdía en entre los pantalones. Tenia una forma muy rara comparado con el tatuaje de Ele. Este era más oscuro y era una mezcla de dibujos tribales y letras ilegibles.

Se me hizo un nudo en el estomago.
No sabía nada de ella.
Nada.
Con ese asqueroso era imposible hablar y menos preguntarle sobre ella.
No sabia cual habia sido el final del encuentro entre ellos y prefería no pensarlo. Muy alejado de eso tambien estaba la incógnita de donde me encontraba yo,
Solo sabía que estábamos bajo tierra ya que no llegaba nunca el sol.
Lo extraño era que si se podian ver las estrellas.

No había vuelto a ver a Ziman desde nuestro primer encuentro pero era mejor así.
Ella quería algo de mi y si, se lo iba a dar, pero no como ella esperaba.
Ella quería que me uniera a su causa, cosa que yo no pensaba hacer.
Lo que Ziman no sabia era que no estaba entrenado a una de los suyos, sino a su peor enemiga.
Y con ese pensamiento, era suficiente para que me armara de fuerzas todos los días para soportar golpes y gritos. Ya que no hay mejor maestro que tu enemigo si quieres derrotarlo con sus propias armas.

Estaba intentado bloquearlo con un brazo pero Set fue más rápido que yo. Agotada caí de bruces en el suelo con los brazos extendidos hacia atrás y el pelo grasiento en mi cara.
Respiraba pesadamente, y mis parpados luchaban por cerrarse.
Sus dedos se dirigieron a mi cuello. Con un tacto calido pero áspero.
No podía creer como en un pasado esas manos podían haberme tocado alguna vez, haberme abrazado, haberme protegido.
Se arrodillo a mi lado y su rostro se asomo por un costado dejándome ver su cara entre mi enmarañado pelo.
Su rostro era el mismo que veía todos los días pero sus ojos habían cambiado ligeramente. Reconocí por un momento el chico que tanto había querido. Pero solo fue un segundo.
-descansa. Y come algo-
Se levanto y sin más se marcho.
Me apoye en mis codos intentando tranquilizar mis pulmones y vi como se alejaba. Me hervía la sangre con solo pensar en ese ser. No se si fue la fuerza de mi mirada pero el se detuvo y ladeo la cabeza mirándome de reojo.
No pude más, con un salto y la espada de entrenamiento en mano. Me impulse hacia donde estaba el y con un calculo decente, le enceste un golpe en la espalda o por lo menos eso creí haber hecho.
Estaba parada inclinada hacia delante, con los brazos hacia arriba, todavía sosteniendo el arma de entrenamiento.
El tenía solo una mano sujetándome las muñecas con los ojos puestos en el suelo. No me miraba.
-aprendes rápido, pero eres lenta. Más te vale no hacer tonterías.
Me soltó suavemente mientras me daba la espada otra vez para dejarme mas agotada todavía, como si pudiera estarlo mas aun.
Con pasos débiles me dirigí a lo más parecido a una habitación. Era una sala oscura con mucha humedad que se parecia a la mazmorra en la que había estado el primer día que a una habitación de huéspedes.

Me recline en el colchón que había en el suelo y caí pesadamente cerrando automáticamente los ojos para sumergirme en un sueño que me permitiera reparar fuerzas pero no fue eso precisamente lo que encontré.

Acababa de salir de la habitación de circular en la que momentos antes había estado con Ziman.
Estaba un poco aturdida pensando en mi mala fortuna. Solo hacia unos segundos que ella me había despedido con unas palabras que siempre se quedaran en mí:
“-se de alguien que te enseña muy bien el manejo de Jyn y además a fortalecer tus músculos y mente”
No es por el simple contexto de la oración sino por el significado que tenía ese alguien para mí.
El me estaba llevando a empujones hacia la que seria mi habitación”
Me lleve un la mayor decepción del mundo, verlo con ese paso seguro entrando por la puerta en la que antes había estado de pie Ziman.
Su pelo estaba alborotado como siempre. Y ni una sonrisa asomaba por su cara. Solo un rostro serio y pedante me saludaba.
No quería derrumbarme en esos momentos, no allí, con él presente.
Que hacer cuando la persona en la que mas confiabas, a la que mas quería, a las que sin dudarlo le hubieras dado tu vida. Tu todo?
A veces la vida es dura y juega con tigo por que se divierte ella sola.
Pero para poder reirnos de ella tenemos que ser más astutos e inteligente y positivos. No todo es desgracia pero eso lo había olvidado al ver… a mi hermano. Si.
Raúl.
Estaba de pie frente mió. Sin inmutarse ni dejar que dijera nada me cogio del brazo violentamente para dirigirme por el pasillo que se me antojaba interminable en su compañía.
Por que el?
Quien diría que tu propia familia podría traicionarte.
Y yo que pensaba que era…
Hay cosas que no comprendo y esta es una de ellos. El era mi hermano, como decirlo sin que la situación sonara desastrosa y fantasiosa.
Mi hermano estaba a los servicios de esa entupida de Ziman. El era Set.